Opinión



Desarrollo del deporte
Autor: Alberto Espasandín
Extractado de: Portal Básquet Caliente


Nuestro país cuenta con 61 federaciones deportivas reconocidas por la Secretaría Nacional del Deporte. La misión de todas ellas es la difusión y el desarrollo de su especialidad deportiva en todo el país. Misión absolutamente legítima, seguramente establecida en sus estatutos y que constituye la razón de ser desde el momento de su fundación.

Muchas de ellas proponen, planifican, reclaman, la masificación de su actividad deportiva en la niñez y en el ámbito de la escuela, etapa de la maduración que constituye un periodo sensible donde se ven favorecido los aprendizajes de las habilidades y técnicas del deporte. Algunos proyectos impulsados por entrenadores, profesores, clubes o federaciones, han logrado implementarse en grupos de escuelas públicas del país. Es conocida la amplia utilización de la enseñanza del handball por parte de los profesores de educación física en escuelas y liceos públicos o la enseñanza del hockey sobre césped y el rugby en algunos colegios.

La masificación de la práctica de una especialidad deportiva se inscribe en el modelo de desarrollo deportivo conocido como “pirámide” y se basa en la premisa “cuántos más practicantes, más campeones”. En anteriores trabajos (Disponible en Internet: http://basquetespasandin.blogspot.com.uy/2007/04/la-pirmide-en-la-formacin-deportiva-tan.html ), explicaba detalladamente los inconvenientes que presenta este modelo tan recurrente al momento de referirnos a lo que debería hacerse para desarrollar nuestro deporte. No voy a repetir los argumentos que allí expresaba. Un típico ejemplo en nuestro país de la utilización de este modelo, es el fútbol infantil que nuclea a 60.000 niños (58.000 varones y 2.000 niñas). Más de 1 de cada 3 varones en Uruguay juega en algún equipo de fútbol infantil. Muchos pueden pensar que el modelo aplicado en el fútbol uruguayo es exitoso, pero si profundizamos en la forma en que se produce la selección, captación y desarrollo de talentos por los clubes profesionales (desde los 13 o 14 años de edad), podemos asegurar que las posibilidades de mejores resultados podrían ser infinitamente superiores.

Aún en la hipótesis de que al 100% de los niños y niñas uruguayas les alcanzara las horas del día para practicar una decena de diferentes deportes, para cumplir con las aspiraciones de otras tantas federaciones, situación que, obviamente, es muy alejada de la realidad, nada nos puede asegurar que los resultados deportivos en esas disciplinas van a variar notablemente. Aún así, la cantidad de niños que formarían la base de la pirámide sería ridícula comparada con la de los países vecinos. Me apresuro a aclarar que no estoy desvalorizando una educación física y deportiva generalizada y variada para todos los niños sin excepciones. Se trata de un derecho universal destacado en la Declaración de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.

Pero debemos tener muy claro que el desarrollo del deporte hacia el alto nivel competitivo pasa por otro lado. De nada vale que un determinado deporte se practique en todas las escuelas del país, si la federación correspondiente no tiene una estructura organizativa sólida, con clubes fuertes, que la sustenten participando activa y democráticamente en su gobernanza. Una federación deportiva capaz de organizar competencias formativas y desafiantes, al mismo tiempo, contribuye al fortalecimiento de los clubes que la integran para que éstos puedan constituirse en verdaderos núcleos de captación y desarrollo de talentos. Para alcanzar la experticia en una disciplina deportiva un deportista debe entrenar en las mejores condiciones, guiados por los mejores profesionales, de acuerdo con planes a largo plazo, con apoyo técnico y científico, con cargas progresivas de trabajo, por un periodo no menor a 10 años desde el momento de la captación. Son muy pocas las instituciones que pueden ofrecer esa condiciones. Lamentablemente. Aquí es donde tenemos mucho trabajo por realizar y donde debemos enfocar todos nuestros esfuerzos. Es posible, imprescindible e impostergable.

Chau certezas
Autor: Prof. Ricardo Piñeyrúa
Extractado de: Montevideo.con, con autorización


Para la selección uruguaya de fútbol las cosas nunca han sido fáciles, las clasificaciones a los últimos mundiales pasaron por jugar repechajes complicados tras haber terminado quintos en la competencia continental.

Nada hace pensar que estas serán diferentes, pero tras el Mundial de Sudáfrica mirábamos las cosas con más optimismo.

Creíamos en este plantel, en este grupo, en el técnico, teníamos una carga de optimismo que superaba incluso la realidad, que era muy buena, cuartos en un Mundial, campeones de América, decenas de partidos invictos y le ganábamos a casi todos los que se nos ponían adelante.

Pero... las cosas no son para siempre, los años pasan y los jugadores se van o se le agotan sus cualidades. Ya no están Forlán y Lugano, al que algún atrevido dijo que le pesaba el brazalete de capitán.

Ya no corre en la mediocampo el "Ruso Pérez" con su frente ensangrentada y para colmo de males el Mono Pereyra parece cansado, "Palito" ha perdido la sonrisa y tenemos suspendidos a Suárez y Forlán.

Nos obligan a cambiar y no es fácil. Con Tabárez una cosa que teníamos eran certezas, pero tras estos partidos ante Panamá y Costa Rica, a mí al menos me quedan muchas incertidumbres.

Los uruguayos y en especial los periodistas vivimos haciendo especulaciones y como no sabemos que hay en la cabeza de Tabárez, muchas veces le erramos feo, pero ya nos habíamos hecho varias certezas.

Que los cuatro del fondo más Muslera son inamovibles, que Rolan era titular clavado, obvio que Arévalo está en el medio y el problema era aguantar los primeros partidos sin Suárez y Cavani y punto.

Pero estos partidos fueron una experiencia complicada, no tuvimos buen desempeño independientemente de ganar o perder, pero sobretodo porque en un mes jugamos con Bolivia y Colombia por las Eliminatorias y allí sí importa el resultado.

Obvio que no quedó casi nadie conforme con lo que se jugó, pero a eso hay que agregarle que aparecieron jugadores que complicaron las certezas. Este pibe Lozano que paso de la nada a ser trascendente en los dos partidos, atrevido, bueno, con flor de pegada y corre y corre, o Corujo, de lateral o volante con una subida constante, asociándose con Mayada y Sánchez, o el buen partido de Jonathan Rodríguez sin meterme a hablar de Coates que anduvo bien.

Pero no parecieron andar bien el "Mono" Pereyra, Lodeiro, "Palito", el Tata, Rolán y alguno más. Es mucho, son muchas incertidumbres y sobretodo muy poco tiempo, poco menos de un mes para pensar y dos o tres días para probar y todavía la maldita altura que todo lo complica.

Al terminar el partido Tabárez dijo que el primer tiempo con Costa Rica fue muy malo, hablo bien de los nuevos y dijo que esperaba que la renovación llegara a tiempo.

¿Tenemos un lio? Yo sí, quizás el Maestro que sabe de verdad y conoce el plantel no lo tenga. ¿Pero a que se juga? a los buenos segundos tiempos con los cara sucias o a los tediosos primeros tiempos con los que tienen las cicatrices de cien batallas.

No parece ser una decisión fácil, menos para un técnico como el nuestro que construye certezas y no juega a la aventura.

De esa decisión depende el futuro en las Eliminatorias y de seguir creyendo, que en estos tiempos es algo que no se compra fácilmente..



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